En la Provincia que concentra el 60% de la pobreza nacional, el cierre total de los centros escolares dejó en evidencia la “brecha digital”, que se impuso como una forma de desigualdad reforzada1. De desigualdad sobre desigualdad.
Para muchos niños y niñas, el cierre de la escuela implica la interrupción total del acceso a cualquier tipo de prestación educativa. Si bien el gobierno nacional y el provincial aprobaron el programa “Seguimos educando” o la plataforma “Continuemos estudiando”, esas medidas no son de mucha utilidad para los niños y niñas que no cuentan con una computadora, mucho menos con conexión a internet, o bien que no poseen referentes con posibilidades de asistirlos/as. Niños y niñas cuyas familias enfrentan situaciones de exclusión social y económica mayores a raíz de la pandemia, y en donde el reclamo por una buena educación compite con otras prioridades. En el mejor de los casos, el bajo nivel de alfabetización digital de madres, padres y docentes impide aprovechar las tecnologías de manera eficaz y lograr un apoyo en las tareas encargadas.
En el conurbano, el 73% de las familias del estrato más bajo no acceden al servicio de internet. A su vez, el 47,9% de los niños, niñas y adolescentes de entre 3 y 17 años no tiene acceso a una computadora, y un 53, 6% no tiene acceso a internet o lo tiene con déficit2. Además, tanto las variaciones en velocidad de internet3 como la capacitación para el uso y aprovechamiento del material por parte de las familias4 también producen acceso a servicios educativos diferenciados.
Por otra parte, la capacidad del sistema educativo de responder a las nuevas modalidades de enseñanza digital no fue la misma en todos lados. En el Municipio de Moreno, por ejemplo, en febrero había 2.500 chicos y chicas sin una vacante escolar asegurada, cientos iban a asistir a escuelas superpobladas y otros cientos a aulas móviles5. ¿Qué educación a distancia puede dar un sistema educativo con estos niveles de exclusión?
Las escuelas públicas de las zonas más pobres y segregadas del territorio provincial una vez más se quedaron atrás. Se quedaron atrás porque ya estaban atrás. El estado de la escuela pública en muchos lugares de la Provincia es dramático. Las aulas modulares y superpobladas, las caminatas de horas para llegar a la escuela, o los edificios sin agua o gas, –o incluso con peligro de derrumbe o explosión– son la expresión de años de ausencia de políticas públicas tendientes a diagnosticar, planificar e invertir en quienes más lo necesitan.
Las brechas de rendimiento educativo entre estudiantes que asisten a escuelas públicas y privadas también son una muestra de esto6. Los niños y niñas que hasta hace dos meses estudiaban compartiendo bancos unipersonales de a tres, hoy ni siquiera tienen eso. La emergencia no hizo más que dejar en evidencia y agudizar esa enorme desventaja que corren quienes no pueden pagar una cuota mensual para garantizar ciertas condiciones mínimas de educación.
En este contexto, es necesario revisar la bajísima inversión pública en tareas de capacitación docente y en infraestructura escolar de la última década. Las asignaciones presupuestarias que tienen por objetivo construir escuelas, equiparlas e invertir en su refacción y mantenimiento, representaban en 2018 aproximadamente un 0,7% del gasto total de la Dirección General de Cultura y Educación7. Entre los años 2009 y 2017 esta cifra disminuyó en casi en 3 veces. La falta de inversión pública también se ve en la ausencia casi absoluta de programas y financiamiento para equipar con infraestructura tecnológica y formación digital al sistema educativo estatal8.
La lucha contra el COVID-19 en Argentina no puede darse sin trabajar sobre las profundas inequidades sociales y económicas existentes, y de las cuales la Provincia de Buenos Aires es la principal muestra. En este sentido, la política educativa debe destinar mayor inversión pública a quienes menos recursos tienen. Para lograrlo, debe atenderse a las necesidades específicas de cada contexto, y tener en cuenta que las tareas de formación, capacitación docente y acompañamiento a las familias sean tan relevantes como el acceso a infraestructura material y tecnológica9.
Por Olivia Minatta, Mariela Galeazzi y Facundo Velaz
Referencias
1 Tanto el Comité DESC como el Comité sobre los Derechos del Niño advirtieron a los Estados sobre el impacto diferencial que el acceso a la tecnología tendría en el derecho de educación de los niños, niñas y adolescentes, y recomendaron a los Estados adoptar medidas adicionales y alternativas para remediar esta situación. Ver https://oacnudh.hn/declaracion-sobre-la-pandemia-de-covid-19-y-los-derechos-economicos-sociales-y-culturales/ y https://tbinternet.ohchr.org/Treaties/CRC/Shared%20Documents/1_Global/INT_CRC_STA_9095_S.pdf
2 Brechas digitales y de acceso a recursos de información en la infancia urbana del Conurbano Bonaerense [en línea] Observatorio de la Deuda Social Argentina. Universidad Católica Argentina (2017). Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/investigacion/brechas-digitales-acceso-recursos-informacion.pdf
3 Un hogar que cuenta con una conexión menor a 20 Mbps. (banda ancha), no puede acceder a actividades sincrónicas como, por ejemplo, clases online.
4 Se habla no solo de la inequidad en el acceso sino en el uso que se pueda dar a las TIC: “…una (…) segunda brecha digital no es la brecha del acceso, sino del uso, específicamente, de la calidad del uso, y la nueva frontera se está definiendo por la capacidad de realizar operaciones complejas, moverse en distintas plataformas y aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece la cultura digital”. Ver A. Batista, “5 visiones sobre la brecha digital”, disponible en https://inclusiondigitaleducativa.wordpress.com/2014/01/20/5-visiones-sobre-la-brecha-digital/
5 https://cidc.org.ar/caso-cuartel-v-falta-de-acceso-a-vacantes-escolares/
6 En las pruebas Aprender, el porcentaje de estudiantes de primaria que calificaron “por debajo del nivel básico o básico” fue mucho más alto en las escuelas públicas de la Provincia que en las privadas. En cs. sociales, un 45% de los estudiantes en escuelas estatales mostró un desempeño debajo del básico o básico contra un 17% en privadas (2017). En ciencias naturales, esos porcentajes fueron de un 41% en el sector estatal contra un 16% en el privado ( 2017). En lengua, un 33% mostro ese desempeño en el sector estatal contra y un 9% ( 2018) y en matemática, estos porcentajes fueron del 54% y el 25% respectivamente (2018). Ver http://aprenderdatos.educacion.gob.ar/binarg18/RpWebEngine.exe/Portal?BASE=PRIMI&lang=esp
7 Datos obtenidos de la ejecución presupuestaria publicada anualmente por la Contaduría General de la Provincia de Buenos Aires.
8 El programa “Tecnología de la información” de la DGCyE es el único que aparece solo para algunos anos en el presupuesto, carece de una descripción que permita entender exactamente las actividades allí comprendidas y representa un porcentaje del presupuesto aún menor que el destinado a infraestructura escolar. A su vez, no hay información disponible sobre la implementación ni la ejecución presupuestaria de los programas de “Alfabetización digital” y “Aula Digital” lanzados entre 2014 y 2015. Ver http://servicios2.abc.gov.ar/lainstitucion/organismos/direccion_de_tecnologia_educativa/pnideba/historia.html
9 El programa Conectar Igualdad, por ejemplo, mostró deficiencias en su implementación porque las computadoras entregadas tenían muy bajos niveles de uso en el aula. Ver informe elaborado por la Auditoria General de la Nación.